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10,45 €Si hay una caracter¡stica fundamental que singulariza a los humanos, ésta es sin duda alguna la posesión de lenguas: ser hablantes es, as¡, sinónimo de ser inteligentes y, además, las lenguas permiten la cohesión de los pueblos y son el veh¡culo esencial de la cultura. El lenguaje presenta dos caras sólo aparentemente contrapuestas: de un lado, como patrimonio de todos los humanos, se revela como una facultad que nos es única y común; de otra parte, nadie puede negar la diversidad de lenguas e, incluso, de variedades y estilos distintos dentro de una misma lengua. Por eso, la tensión entre la unidad y la diversidad lingü¡sticas se constituye en uno de los temas centrales de este ensayo.Pero, además, las lenguas valen tanto para hablar del mundo real, como para crear universos ficticios; como valen también para el discurso veraz y para el engañoso; para educar y para inducir a la ignorancia. De ah¡ que autor (Jesús Tusón, profesor de Lingü¡stica en la Universidad de Barcelona) no deje al margen de sus reflexiones los problemas estéticos y éticos que implica el uso del lenguaje y que haga votos por una educación lingü¡stica capaz de convertirnos en seres libres.